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INTRODUCCIÓN

«Vigila tu doctrina» (cf. 1 Tim 4,16)

1. La Comisión Doctrinal de la Conferencia Episcopal Mexicana, en cumplimiento de los objetivos que le han sido fijados, ha elaborado el presente documento que pone en manos de los señores obispos, con el deseo de ofrecer un servicio a todas las diócesis de nuestra patria. Resultará muy útil en los trabajos de los grupos de catequesis, en la reflexión pastoral de los presbíteros, en las comisiones diocesanas encargadas de la problemática de las sectas y, en general, será provechoso para todos los que constatan con preocupación el avance proselitista de los nuevos grupos religiosos y buscan respuestas pastorales.

2. Hace ya cinco años que celebramos el V Centenario de la evangelización de América Latina. Fue un aniversario altamente significativo. En él tuvimos oportunidad de agradecer al Señor el don de la fe arraigada y amada que caracteriza a nuestro pueblo. Asimismo marcó el lanzamiento a la tarea de una nueva evangelización que responda a las exigencias del tiempo presente.

3. Un fenómeno que desde hace algunos años cuestiona fuertemente nuestro compromiso con la evangelización es la actividad de las «sectas y los nuevos movimientos religiosos» [1]. La Iglesia Católica, particularmente en los últimos años, ha visto con preocupación la aparición, proliferación y avance de diversas sectas y nuevos movimientos religiosos. Una de las llamadas más fuertes para atender esta problemática, la dieron los eminentísimos señores cardenales en el Consistorio extraordinario que tuvo lugar en Roma en 1991. En esa ocasión indicaron el problema de las sectas como una de las prioridades pastorales de finales del milenio [2]. El Santo Padre en su discurso inaugural de la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano reafirmó que éste era uno de los principales «obstáculos para la nueva evangelización» de América Latina [3].

4. Ningún pastor puede sentirse ajeno a esta preocupación, sobre todo cuando constatamos a diario esta amenaza a la fe de los fieles en cada una de nuestras diócesis y en todo el territorio nacional. Ante estos hechos sentimos la necesidad de hacer nuestra la exhortación que san Pablo hacía a Timoteo de «vigilar su doctrina» (1 Tim 4,16) y de poner en guardia a nuestro pueblo sobre los peligros que estas sectas y movimientos religiosos presentan.

5. Esperamos que estas reflexiones puedan servir a los fieles católicos de nuestras diócesis con la esperanza de ayudarles a comprender mejor la riqueza de nuestra fe católica y para prevenirles a fin de que —en palabras de san Pablo— «nadie los engañe con sofismas» (Col 2,4) sino que, advertidos, estén en guardia para no ser arrastrados por el error, más bien crezcan en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo (cf. 2 Pe 3,17-18).


NOTAS

[1] Cualquiera que quiera afrontar seriamente el argumento de las sectas se encuentra de frente al problema de la terminología. Cf. Secretariado para la Unidad de los Cristianos, Secretariado para los No-Cristianos, Secretariado para los No-Creyentes, Consejo Pontificio para la Cultura, Sectas o nuevos movimientos religiosos: un desafío pastoral, (3 de mayo de 1986), I. Por razones prácticas usaremos el término secta en su sentido objetivo y sociológico, profesando un sincero respeto por las personas implicadas.

[2] Cf. Consistorio Extraordinario, Comunicado final, parte II, en L'Osservatore Romano (ed. española), 12-4-1991, p.16.

[3] Cf. Juan Pablo II, Discurso Inaugural de la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, 12, en L'Osservatore Romano (ed. española), 23-10-1992, p. 9.

Este documento se ofrece instar manuscripti para su divulgación. Es una copia de trabajo para uso interno de El Movimiento de la Palabra de Dios, y ha sido depurada dentro de lo posible de errores de tipeo o traducción. Para facilitar su lectura las citas bíblicas se tomaron de El Libro del Pueblo de Dios.