Tanto los cristianos como los que no lo son empleamos un mismo vocablo para referimos al Ser Absoluto: DIOS.
Pero, ¡qué diferencia de conciencia hay encerrada en una misma palabra! Para el teísta, Dios es un ser único y unipersonal. Para el cristiano, Dios es Comunidad de Personas en la unidad de su Ser divino.
Hay una diferencia de conciencia entre decir Dios es… Dios, y poder decir: Dios es una Trinidad de Personas. Hay mucha más conciencia —la que sólo da la Revelación— al decir: Dios es el Padre, es el Hijo y es el Espíritu Santo que se nos ha revelado en Jesucristo.
Para el cristiano, Dios es Comunidad divina. Por eso, en la unidad de su Ser Absoluto, reina el Amor. «Dios es amor» (1 Jn 4,8b). El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo se aman mutua y perfectamente. DIOS ES AMOR PORQUE ES AMOR MUTUO.
Tomar conciencia de esta verdad puede hacernos entender mejor algunas cosas:
1. Que Jesús, al dejarnos su Mandamiento (Jn 13,14), nos legó la misma ley que rige la interioridad de las relaciones entre las Personas divinas. Nos transmitió su experiencia comunitaria como Palabra increada de Dios —marcada con la Cruz en la historia—, para que toda la comunidad humana pueda aspirar a realizarse como imagen y semejanza de su Creador.
2. Que el Espíritu Santo —siendo Él mismo, el Amor de Dios—, vino para que pudiésemos vivir según el anhelo más hondo del corazón de Jesús. De ahí la necesidad de que nuestro corazón se entregue a Él, y se libere el Amor-Mutuo de Dios hermanando a los hombres (cf. Rom 5,5 y Hch 2,11).
3. Que aquel Amor sobrenatural nos hace participar del abrazo filial de Jesús, Hijo de Dios y del Hombre, con su Padre eterno. Por eso, «como prueba de que somos hijos, Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama ¡Padre!» (Gal 4,6). También por eso somos todos hermanos. Tenemos un mismo Padre que hace salir el sol sobre buenos y malos (Mt 5,45).
4. Que Jesús espera de su Iglesia que sea la Comunidad de los hijos de Dios. La comunidad que, habiendo creído en el amor mutuo, en el amor perfecto (1 Jn 4,16a) sea, por el amor fraterno, la Comunidad-Signo de Dios:
«En esto todos reconocerán que ustedes son mis discípulos: en el amor que se tengan los unos a los otros» (Jn 13,35).
«Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste» (Jn 17,21).
Tomar conciencia oracional del Amor de Dios nos lleva a cuestionamientos y cambios hondos en el ser personal y comunitario. Se enaltece nuestra persona al perder su egoísmo y "se eleva nuestra naturaleza a su santidad original".
Desde dentro, el Espíritu del Amor nos va haciendo comprender con el corazón, con el fondo de la persona, la conciencia práctica que de la vida cristiana nos revela san Juan:
«Queridos míos, amémonos los unos a los otros, porque el amor procede de Dios, y el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor» (1 Jn 4,7-8).
Surge de aquí una nueva y muy antigua —original— apologética o defensa de la fe. ¿Cómo hacer conocer a los hombres que Dios es Amor? Por el amor mutuo que hace comunidad. ¿Cómo demostrar que Dios es Amor y nos ama? Por el argumento del amor mutuo: QUIENES SE AMAN FRATERNALMENTE ES PORQUE CREEN QUE DIOS ES AMOR Y ESTÁ EN EL AMOR.
«Si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros y el amor de Dios ha llegado a su plenitud en nosotros. Dios es amor, y el que permanece en el amor permanece en Dios, y Dios permanece en él» (1 Jn 4,12.16b).
En el testimonio del amor, el 'argumento' compromete a toda la persona. Si quiero convencer a un ateo de que Dios existe y lo hago con argumentos y palabras, con convicción pero sin amor hacia él y con amor sólo a mi posición, ¿de qué Dios le estoy hablando con mis actitudes? ¿Qué Dios le estoy manifestando a nivel de vida?
Y si soy poco capaz de discutir pero le hablo con pobreza de razón y riqueza de corazón y de obras; si le hablo desde la caridad de Cristo en mí hacia la caridad de Cristo en él, ¿qué imagen de Dios tendrá al moverse a creer? No todo el que dice "Dios existe" convence al opositor; pero el que lo dice amando expresa a Dios, porque Dios es amor.
En el testimonio del amor mutuo, el argumento de vida compromete a toda la comunidad. Y por ese "ver cómo se aman", Dios-Amor-Mutuo convence y añade a la comunidad a los que buscan la salvación en la verdad del Amor (cf. Hch 2,47).
De ese modo será cada persona y cada comunidad la que crezca en santidad; en la santidad del amor que libera y madura, sana y plenifica, alaba, contempla y adora.
Tal argumento testimonial de la Comunidad-Signo es la visibilización de la Vida Eterna ya vivida desde y sobre la Tierra. Construimos así la imagen de la Ciudad eterna del Evangelio, a la que ya ilumina la gloria de Dios y de la que Cristo es su lámpara (Ap 21,23).
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© El Movimiento de la Palabra de Dios, una comunidad pastoral y discipular católica. Este documento fue inicialmente publicado por su Editorial de la Palabra de Dios y puede reproducirse a condición de mencionar su procedencia. |