Reconociéndote como Virgen,
Madre y Señora, acudimos a tu entrega y servicio
de Mediadora
por el Pueblo
de Dios, encomendándote
el resguardo
y la integridad
de nuestro carisma en su desarrollo histórico
María de Nazaret,
hija santísima de Dios Padre,
Arca de la Nueva Alianza,
Mujer llena del Espíritu Santo:
Recordando tu mediación de gracia
en Caná y en el Calvario,
queremos aceptar gozosamente
tu Señorío asociado al de Jesús,
poner nuestras vidas en tus manos,
reconocernos como servidores tuyos
y como tales, comprometernos
a seguir con amor, confianza y fidelidad
todo lo que tu Hijo dice
y nos enseña en el Evangelio.
También, acogiéndonos a tu protección maternal,
entregamos y consagramos
El Movimiento de la Palabra de Dios
a tu corazón inmaculado,
según el requerimiento
de tu manifestación en Fátima
convalidada por tantos gestos de la Iglesia.
Y reconociéndote como Virgen, Madre y Señora,
acudimos a tu entrega y servicio
de Mediadora por el Pueblo de Dios,
encomendándote el resguardo
y la integridad de nuestro carisma
en su desarrollo histórico.
Como pequeños e indignos hijos tuyos,
te pedimos que transformes nuestras vidas
en el Amor del Reino,
identificándolas con la de Jesús,
Pastor y Maestro, Sacerdote y Señor.
Que de este modo podamos
participar de la Santidad
que nuestro querido Padre Dios nos ofrece
a través de su Hijo y de Vos misma,
por la actividad resucitadora y santificadora
del Espíritu Santo.
Y que un día podamos compartir con vos,
Madre y Señora nuestra,
el gozo de la alabanza eterna.
Amén. Para gloria de Dios.
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El P. Ricardo realizó este gesto de consagración del Movimiento al Corazón de María al finalizar la Eucaristía de cierre de la Jornada de María del 15 de agosto de 1988. © El Movimiento de la Palabra de Dios, una comunidad pastoral y discipular católica. Este documento fue inicialmente publicado por su Editorial de la Palabra de Dios y puede reproducirse a condición de mencionar su procedencia. |