«Jesús es
el Gran Pastor
de las ovejas
por la Sangre
de una Alianza eterna»
(Heb 13,20)
Así como hay un 'sacerdocio común de los fieles',
hay también un pastoreo
común
de los fieles
El Padre
quiere pastores
que se parezcan
a su Hijo-Pastor
El llamado al servicio pastoral
es un llamado
a dar la vida
como Jesús
en el discernimiento,
en el anuncio
del Evangelio
y en la bondad
de la atención pastoral
El camino
del pastor
está en la cruz
y en la vida
de los
demás
La función pastoral
es el canal
de una gracia constitutiva
de
la misma comunidad
«Les aseguro que el que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino por otro lado, es un ladrón y un asaltante. El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. El guardián le abre y las ovejas escuchan su voz. Él llama a cada una por su nombre y las hace salir. Cuando las ha sacado a todas, va delante de ellas y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz. Nunca seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen su voz».
«Jesús les hizo esta comparación, pero ellos no comprendieron lo que les quería decir».
«Entonces Jesús prosiguió: Les aseguro que Yo soy la puerta de las ovejas. Todos aquellos que han venido antes de mí son ladrones y asaltantes, pero las ovejas no los han escuchado. Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento. El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Pero Yo he venido para que las ovejas tengan Vida, y la tengan en abundancia».
«Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas. El asalariado, en cambio, que no es el pastor y al que no pertenecen las ovejas, cuando ve venir al lobo las abandona y huye, y el lobo las arrebata y las dispersa. Como es asalariado no se preocupa por las ovejas. Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí, como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre y doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este corral y a las que debo también conducir: ellas oirán mi voz, y así habrá un solo Rebaño y un solo Pastor».
«El Padre me ama porque Yo doy mi vida para recobrarla. Nadie me la quita, sino que la doy por mí mismo. Tengo el poder de darla y de recobrarla: éste es el mandato que recibí de mi Padre» (Jn 10,1-8).
El Movimiento en su Derecho de vida (Estatutos) se define como Comunidad Pastoral. El aspecto pastoral es esencial al Movimiento como Cuerpo. El Movimiento, insertado en la Iglesia, es una realidad pastoral o no es. El tema de esta meditación nos llama a descubrir el perfil del pastor que el Señor está queriendo en el Movimiento. Pastores con ministerio sacerdotal en algunos casos, pastores desde la laicidad del bautismo, en otros.
Decíamos que el Movimiento es una Comunidad Pastoral. La misma Iglesia es una Comunidad Pastoral. No se entiende la Iglesia sin pastores: el Papa, Pastor Supremo de la Iglesia según el carisma dado por Jesús a Pedro; los Obispos como pastores diocesanos; los sacerdotes como pastores de las parroquias. Pero la función de Jesús-Buen Pastor no se agota en el ministerio de los ordenados, los sacerdotes, sino que todo bautizado participa de esta función de Jesús.
Así como hay un 'sacerdocio común de los fieles', hay también un pastoreo común de los fieles. Los fieles, en unión con los pastores sagrados de la Iglesia, participan como laicos en esta función pastoral de Jesús. Ello ocurre en la conducción de las pequeñas comunidades de base, por ejemplo. Pablo VI habla de jefes de pequeñas comunidades (EN). Se le dé el nombre de jefes, responsables u otro, la realidad es que como laicos ejercen una función pastoral en comunión con la Iglesia jerárquica.
Esto es lo que permite que el Pueblo de Dios esté organizado en comunidades. Si no hay pastores de pequeñas comunidades, sin necesidad de ser ordenados, la Iglesia se empobrece y queda reducida a una Asamblea masiva. La Iglesia pierde entonces discipulado y se configura simplemente como multitudes, con poco rostro de compromiso evangélico en la fe. En un mundo secularizado, en este momento esto abre el camino al accionar de las sectas.
Jesús, en sus apóstoles, formaba futuros pastores; esto fue parte de la tarea de Jesús. Preparar un cuerpo de pastores que quedaran a cargo del Pueblo de Dios suscitado por el Espíritu después de su Ascensión.
Jesús es el Buen Pastor que Dios da a la humanidad para que no siga extraviada. En Jesús, el Padre nos propone la imagen de sus pastores. Quiere pastores que se parezcan a su Hijo-Pastor. Jesús describe el servicio pastoral por medio de una parábola en el Evangelio de Juan. Este servicio no es accidental sino esencial, ya que sin él no está organizado el Pueblo de Dios. Vamos a destacar algunos rasgos de esa parábola.
Jesús se declara como «la puerta de las ovejas». La puerta del corral es la Verdad. La verdad —dice Jesús— hace libres y lleva a la vida. Estas cosas no pueden estar separadas; en el Evangelio están reunidas. Verdad, libertad y vida forman una unidad encabezada por la verdad que es por donde hay que entrar. Jesús es el Pastor de la Verdad. Por eso, cuando alguien quiere vivir en el error, el Evangelio le resulta muy duro o absurdo. Porque Jesús es el Pastor de la Verdad y la Verdad misma.
Hay quienes no entran por la puerta; son los asaltantes y ladrones. Jesús señala que Satanás no entra por la puerta porque es mentiroso. El tentador no puede entrar por la verdad en el corazón del hombre. Con astucia entra por el engaño y conduce a la muerte.
Jesús dice que sus ovejas escuchan su Voz. Ellas saben discernir cuál es la voz del pastor y cuál no. Porque a veces, el lobo toma voz de pastor.
La voz de Jesús se escucha en el corazón. Y en el corazón desde la comunidad, desde la Iglesia. Las ovejas han sido salvadas y reunidas por Jesús. El corazón humano conoce la voz de Dios. Por eso hay que orar. Sin orar, sin leer la Palabra no se puede escuchar la voz de Dios.
No seamos insensatos buscando siempre novedades, en lugar de permanecer en la verdad. El que no ama no conoce a Dios, dice la Palabra. La voz de Dios es el amor profundo y auténtico que sale de la entrega a la verdad.
Jesús es también el camino de las ovejas. Por eso, el que se encuentra con Jesús y su Palabra se incorpora a su Pueblo y Comunidad. Por eso es también importante acostumbrar el paladar de las ovejas, cuando son nuevas, al pasto de la Palabra. Que se acostumbren a rumiar la Palabra en el corazón y en conexión con la vida.
Eso es también importante para los pastores que a su vez son ovejas de Dios. El gusto por la Palabra enseña a discernir el alimento auténtico de los alimentos artificiales. Hay muchos alimentos artificiales que tienen muy buen gusto, pero que producen ocultamente desajustes en el organismo y llevan al debilitamiento y a la muerte del pecado.
De tal modo Jesús es el camino y la puerta de salvación que dice «el que entra por mí se salvará». La gente tiene que ser llevada a Jesús; al Jesús del Evangelio y a Jesús en el Evangelio. En Jesús mismo encontrará su alimento, un Pan de Vida para la vida eterna. Desde allí podrá descubrirlo también en el prójimo. Jesús ha venido para que nosotros tengamos vida nueva; para que haya un cambio en nuestras vidas. Renunciemos a la superficialidad y al pecado; dejemos la vida meramente natural de la autojustificación y de la autohonradez. Jesús ha venido para que tengamos la vida del amor de Dios en abundancia.
En esta parábola, Jesús permanentemente va poniendo enfrente al enemigo, al diablo, como adversario. El demonio, envidioso del hombre, no hace más que robar, matar y destruir el corazón del hombre y a la misma humanidad; ¡y qué doloroso es esto cuando ocurre delante de la mirada de los creyentes y de los pastores! El poder del demonio es grande y en la época actual aparece como más grande que otras veces. Es como si presintiera que se le acercan los tiempos finales; entonces se enfurece y acrecienta su poder de mal sobre los pueblos y naciones. Hemos de cuidarnos continuamente de este lobo. Jesús nos enseña a pedirle al Padre: «no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal». Él mismo se lo pide: «No te pido que los saques de este mundo sino que los preserves del Maligno» (Jn 17,15).
El buen pastor da la vida por las ovejas. El llamado al servicio pastoral es un llamado a dar la vida, no a acomodar la vida. Los pastores deben identificarse con Jesús en esto. Dar la vida en el discernimiento frente a los engaños del lobo; en el anuncio del Evangelio y la bondad de la atención pastoral. En la oración, intercesión y bendición de las ovejas. Hay que pedirle al Espíritu Santo, un espíritu abundante de sabiduría y discernimiento pastoral.
Jesús es el pastor de la unidad y la comunión. Quiere universalmente un solo rebaño y un solo pastor. Por eso y para eso ha intercedido ante el Padre: «Que todos sean uno en el Amor de Dios» (Jn 17,21). La Iglesia, el Pueblo de Dios, es católico, es decir, universal (cf. Jn 10,16).
Jesús no es endeble, no es vencible. Él da la vida para recobrarla; tiene poder de darla y recuperarla. La traición por la que pierde la vida es un hecho meramente externo a él. Le quitan la vida si Él lo permite, si no le basta decir «Yo soy» para que los adversarios caigan por tierra (Jn 18,5). También nosotros estamos invitados a que no nos saquen la vida, sino a entregarla. Nos sacan la vida cuando hacemos las cosas molestos y quedándonos; entonces perdemos la libertad de dar la vida.
El Corazón de Jesús es el Corazón de su Padre. Ha aprendido a querer a su Padre y busca ser uno con Él. Ésa es la fuerza de su unidad interior. No quiere sino lo que quiere su Padre; su voluntad es la voluntad de Dios.
«Este mandato recibí de mi Padre: dar la vida para recobrarla» (Jn 10,18). Y esta vida recobrada la ofrece pascualmente a sus pastores y ovejas: «El que crea en mí aunque muera vivirá» (Jn 11,25b).
Jesús es el buen Pastor y nos llama al servicio pastoral en una realidad de la Iglesia como es el Movimiento. Que la entrega y el servicio del pastoreo sean parte de nuestra identidad. Un mundo sin pastores se pierde porque Dios lo pensó de otra manera. Aún las realidades temporales dependen, indirectamente, de la presencia de los pastores en el mundo. Los pastores son los que cuidan de llevar el corazón del hombre a la verdad. Desde esa salvación, el hombre podrá construir una civilización digna de él, sobre la Tierra. De otro modo el hombre se corrompe. Y el hombre corrompido no puede más que corromper la Tierra que habitamos y la sociedad en que vivimos.
Una comunidad sin pastores, languidece. Como el Movimiento está llamado a no languidecer es que realizamos este primer retiro de Coordinadores de Centro, como intensificando nuestra identidad pastoral.
Hagamos hoy un doble encuentro con Jesús. Encuentro para amarlo y dejarnos amar por él y escuchar lo que nos dice. Y encuentro para pedirle la gracia de identificarnos con Él, en el servicio pastoral de nuestros grupos y comunidades. Esto tendrá que ser pedido, muy ardorosamente, desde el fondo de nuestro corazón.
Decíamos que el servicio pastoral es esencial a la comunidad. Es, a la vez, como la cabeza y la columna vertebral de la comunidad. «Heriré al pastor y dispersaré a las ovejas», advierte la Palabra. Si en vez de robar y matar a una oveja, el Maligno logra robar y matar a un pastor, las ovejas se dispersarán y el rebaño quedará a su merced.
Cuando Jesús me llama a ser pastor, en mi llamado deposita la salvación y el desarrollo de la vida nueva de muchos hermanos. ¡Qué hermoso ofrecimiento y qué grande responsabilidad! En la cruz y en la vida de los demás está el camino del pastor.
Vamos a decir sólo tres cosas del servicio de ser pastor, que es un tema muy amplio y profundo.
• El pastor es cabeza visible de la comunidad. A una comunidad sin pastor le falta la cabeza, y el cuerpo sin cabeza muere, se disgrega. A su vez, el pastor sin comunidad no es pastor.
El pastor, como cabeza visible, no es autoritario pero tiene autoridad. Su autoridad es para servir a la verdad, porque las ovejas deben entrar por la puerta de la Verdad. Y esto significa, desde el discernimiento, la enseñanza y la delicadeza pastoral, hacer rever a la gente muchos de los criterios y actitudes ambientales que traen puestos y no son vestidos de fiesta para el Reino (Mt 22,11). La Verdad en Jesús es la misma Vida de Dios en el hombre. Por eso el pastor enseña, anuncia y pastorea la vida nueva de la comunidad.
• El pastor es sacramento de Jesús-Pastor en su trato fraterno, sencillo y bondadoso, dado que su autoridad es para servir y no para dominar (cf. Lc 22,26).
El pastor se comunica con los demás desde la trascendencia de la fe. Él no es pastor por la carne; es pastor por la gracia. Por eso, por más que haya un contenido humano en los vínculos con sus ovejas tiene que procurar que ellos progresivamente no se naturalicen. De otro modo, el mismo pastor puede engendrar preferencias y divisiones que van a suscitar envidias, celos, rivalidades, etc.
El pastor se comunica con los demás desde la trascendencia que da la vida de interioridad y adhesión a Jesús; desde el discernimiento de la vida y de la historia. Ésta es la mayor riqueza del pastor: ayudar a cuidar y discernir la vida para que ella siga alimentándose de pastos sanos y creciendo hasta que «todos alcancen su madurez en Cristo» (Col 1,28).
• El pastor es pastor y como tal orienta, hace participar, toma elementos de discernimiento y elaboración, ora, decide y operativiza las decisiones en lo pastoral y la evangelización.
Esto nos va mostrando también qué importante es formar y cuidar el Cuerpo de Coordinadores pastorales. El cuerpo de coordinadores es ayudado a formarse por la Escuela Pastoral. Pero los responsables últimos de esa formación son los Coordinadores de los Centros pastorales. Es en el contacto personal —y no simplemente funcional— donde los coordinadores de grupos y de pequeñas comunidades van haciendo una formación de comunión y van conociendo los horizontes que el Señor propone al Centro desde el discernimiento pastoral.
Cuando no hay adhesión personal y comunión interpersonal el servicio pastoral se transforma simplemente en una tarea. Y así como hoy se lo realiza, mañana se lo deja. Esto tiene muchas aplicaciones que ustedes podrán ir viendo…
Muchas veces, en el crecimiento de un Centro, hay que derivar tareas. Pero derivar no es desentenderse. Es necesario derivar y supervisar, derivar y acompañar hasta formar en la función o tarea. De este modo el cuerpo va madurando en la vocación de las diferentes tareas y funciones en pos de una misma realización: la realización del Cuerpo de Jesús que es la Iglesia (cf. 1 Cor 12,27).
En las cosas y situaciones difíciles, el pastor sabe decir la verdad con sencillez, desde la caridad. El vínculo y el trato pastoral es un aprendizaje. No estoy diciendo que estas cosas sean fáciles. Pero en la medida en que las vamos incorporando a nuestra modalidad, ennoblecen nuestra vida y nos asemejan a Jesús. Si nos configuramos con el Hijo de Dios conoceremos la plenitud del Padre (cf. Ef 2,18).
El pastor sabe que no puede ser amigo de los demás si no es amigo de la verdad. Él mismo tiene que entrar por la puerta y permanecer dentro del corral de la verdad. Así será centro de comunión desde el vínculo con el corazón del Señor. La comunión se realiza desde Dios; desde el Padre por el Hijo y por los 'sacramentos' de su Hijo. Eso es la Iglesia animada por el Espíritu Santo.
Desde el servicio pastoral puede surgir una pregunta válida para el diálogo de hoy: ¿Qué dificultades surgen, en la participación grupal o comunitaria, respecto del rol pastoral? Estas dificultades pueden provenir tanto de parte de las ovejas individual o grupalmente consideradas como del modo de proceder de los mismos pastores. Cada una de esas cosas tiene un tratamiento pastoral distinto.
Tengamos en cuenta que la función pastoral es el canal de una gracia constitutiva de la misma comunidad. Y esa gracia y función interesa tanto a los pastores como a las ovejas porque toca a la identidad de la comunidad cristiana. Ella es una comunidad pastoral o no es evangélicamente cristiana.
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© El Movimiento de la Palabra de Dios, una comunidad pastoral y discipular católica. Este documento fue inicialmente publicado por su Editorial de la Palabra de Dios y puede reproducirse a condición de mencionar su procedencia. |