CONCLUSIÓN

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La consigna del Año Santo

81. Éste es, hermanos e hijos, el grito que brota de nuestra alma, como un eco de la voz de nuestros hermanos reunidos en la III Asamblea General del Sínodo de los Obispos. Ésta es la consigna que Nos queremos dar al final del Año Santo, que nos ha permitido percibir mejor que nunca las necesidades y expectativas de una multitud de hermanos, cristianos o no, que esperan de la Iglesia la Palabra de salvación.

Que la luz del Año Santo, que ha brillado en las Iglesias particulares y en Roma para millones de conciencias reconciliadas con Dios, pueda difundirse igualmente después del Jubileo mediante un programa de acción pastoral, del que la evangelización es el aspecto fundamental, y se prolongue a lo largo de estos años que preanuncian la vigilia de un nuevo siglo, y la vigilia del tercer milenio del cristianismo.

María, estrella de la evangelización

82. Estos son los deseos que nos complacemos en depositar en las manos y en el corazón de la Santísima Virgen, la Inmaculada, en este día especialmente dedicado a Ella y en el X aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II. En la mañana de Pentecostés, Ella presidió con su oración el comienzo de la evangelización bajo el influjo del Espíritu Santo. Sea Ella la estrella de la evangelización siempre renovada que la Iglesia, dócil al mandato del Señor, debe promover y realizar, sobre todo en estos tiempos difíciles y llenos de esperanza.

En el nombre de Cristo los bendecimos a ustedes, a sus comunidades, sus familias y sus seres queridos, haciendo nuestras las palabras de san Pablo a los filipenses: «Yo doy gracias a Dios cada vez que los recuerdo; siempre y en todas mis oraciones pido con alegría por todos ustedes, pensando en la colaboración que prestaron a la difusión del Evangelio, desde el comienzo hasta ahora (...) Los llevo en mi corazón, ya que ustedes, (...) en la defensa y en la confirmación del Evangelio, participan de la gracia que he recibido. Dios es testigo de que los quiero tiernamente a todos en el corazón de Cristo Jesús» (Flp 1,3-5.7-8).

Dado en Roma, junto a san Pedro, en la solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María, el día 8 de diciembre del año 1975, decimotercero de nuestro pontificado.

PAULUS PP. VI  

 

Publicado en L'Osservatore Romano del 21-Dic-1975. Este documento se ofrece instar manuscripti para su divulgación. Es una copia de trabajo para uso interno de El Movimiento de la Palabra de Dios, y ha sido depurada dentro de lo posible de errores de tipeo o traducción. Para facilitar su lectura latinoamericana las citas bíblicas se tomaron de El Libro del Pueblo de Dios.