MANIFESTACIONES MARIANAS

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Lourdes

En 1858 María se apareció a Bernadette Soubirous —una jovencita de 14 años— dieciocho veces, desde el 11 de febrero hasta el 16 de julio. Bernardita describe así a María, en su primera aparición: "Dentro de ella y detrás de las ramas vi a una joven no más alta que yo, con un vestido blanco que le llegaba hasta los pies, de los cuales sólo se veían los dedos, y sobre ellos una rosa amarilla. El vestido era cerrado hasta el cuello, sujeto por un fiador de cordón blanco, que le colgaba. Llevaba una faja azul que le caía llegando un poco más debajo de las rodillas. Un velo blanco le cubría la cabeza dejando al descubierto algo de pelo, que descendía por los hombros y los brazos hasta el suelo. De su brazo derecho colgaba un rosario grande, de cuentas blancas gruesas, muy separadas, y una cadena dorada".

Después comentaría: "Jamás vi nada tan hermoso. Es tan bella que cuando se la ha visto una vez se desea morir para volver a verla".

En la segunda aparición, Bernardita le arrojó agua bendita para precaverse de todo engaño del espíritu del mal. La respuesta de María era una sonrisa. La vidente quedó radiante y fuera de sí.

En la tercera aparición del 18 de febrero, María le dice a Bernardita: "no te prometo hacerte feliz en este mundo sino en el otro". Esta expresión sintetiza lo que será el camino de santidad de Bernardita. Bernadette Soubirous

En la sexta aparición del 21 de febrero, María le dice: "Ruega a Dios por los pecadores". Hay un centenar de personas en el lugar, entre ellas un médico incrédulo —el Dr. Dozous— que estudia el comportamiento de la vidente. Y lo encuentra normal.

La gruta de la aparición tiene unos 12 metros de ancho, por 8 de profundidad. A su derecha, a tres metros y medio sobre el suelo, hay una cavidad de, aproximadamente, metro y medio.

La gruta de la aparición


Durante la séptima aparición del 23 de febrero, el éxtasis de Bernardita duró una hora en un clima de ambiente sobrenatural. Ocurrió al acabar el primer misterio del rosario que se rezaba. Bernardita sostenía una conversación; a veces temblaba de alegría; otras, suplicaba, rezaba y se santiguaba. Una mujer clavó un alfiler en el hombro de la vidente que no acusó el pinchazo. En un momento determinado, un dedo de ella quedó un rato sobre la llama de una vela sin que sufriera daño.

María le comunicó uno de los tres secretos personales, que junto con una oración para ella, nunca revelará.

La novena aparición del 25 de febrero, fue el día de la fuente milagrosa. La Virgen le dice que vaya a lavarse a la fuente y a beber en ella. Bernardita debe cavar en el suelo, del que comienza a manar agua. Y la gente, progresivamente, hace uso de ella con beneficio de sanidad.

María le dice: 'Ruega a Dios por los pecadores' En la 13ª aparición hay más de un millar de personas. María le pide a Bernardita la construcción de una capilla. A causa de esto, es interrogada por el párroco, que se mantiene al margen de los sucesos.

En la 15ª aparición del 4 de marzo asisten alrededor de 10.000 personas. El Dr. Dozous, incrédulo, comprueba la curación de un paciente suyo de amaurosis incurable (lesión de retina). "Un rayo que hubiera caído a mis pies —decía el médico— no me hubiera causado mayor espanto". Desde entonces se dedicó a comprobar y relatar las curaciones. Es el precursor de la actual "Oficina de Lourdes".

La 16ª aparición ocurre el 25 de marzo, fiesta de la Anunciación. Bernardita le pregunta a la aparición, cuál es su identidad: ¿quién eres? Y ella le responde: "Yo soy la Inmaculada Concepción".

Con esta afirmación, el cielo confirmaba el discernimiento doctrinal de la Iglesia. Porque cuatro años antes, el 8 de diciembre de 1854, el Papa Pío IX había declarado el dogma de la Inmaculada Concepción. El año 1858 encadena a Lourdes con la aparición de La Salette. Allí, la Virgen le confió a la vidente Melanie un secreto a revelar en el año de su aparición en Lourdes.

El obispo, ante los frutos espirituales y prodigios que se narraban, decide constituir una comisión investigadora de los hechos. Después de dos años, la comisión presentó un dictamen favorable y el 18 de enero de 1862, el obispo emitió un documento aprobando las apariciones de la Virgen María.

"Juzgamos que la Inmaculada María, Madre de Dios, se apareció realmente a Bernadette Soubirous, el 11 de febrero de 1858 y días siguientes, en número de dieciocho veces, en la gruta de Massabielle, cerca de la ciudad de Lourdes; que tal aparición contiene todas las características de la verdad y que los fieles pueden creerla por cierta. Humildemente sometemos nuestro juicio al del Soberano Pontífice, que es el encargado de gobernar la Iglesia universal. Autorizamos en nuestra diócesis el culto de Ntra. Sra. de la Gruta de Lourdes. Para conformarnos con la voluntad de la Santísima Virgen, repetidas veces manifestada en su aparición, nos proponemos levantar un santuario en los terrenos de la gruta, hoy propiedad del obispado de Tarbes".

El templo, edificado en lo alto de las rocas y con capacidad para 1.000 personas, fue inaugurado el 16 de julio de 1876. Asistieron 35 obispos y 100.000 fieles. El 7 de setiembre de 1901 se inaugura un segundo templo del rosario con capacidad para 3.000 personas. Y el 25 de marzo de 1958, el futuro Papa Juan XXIII —hoy beatificado— consagra una nueva basílica subterránea "San Pío X" con capacidad para 25.000 personas. Este Papa llamó a Lourdes "Sede del poder y de la misericordia de María". Juan Pablo II fue el primer Papa que peregrinó a Lourdes en agosto de 1983.